lunes, 27 de julio de 2015

Amarla y no ser correspondido

Recuerdo los momentos en los que me abrazó mostrándome su afecto, haciendo que mi corazón se cerrara en un puño. A veces, solíamos dar paseos juntos por la ciudad, yo intentaba pegarme a su mano, pero en cuanto la sentía cerca suya la retiraba esbozando una sonrisa. Me encantaba cuando íbamos al bosque para apartarnos de la civilización y poder compartir nuestros pensamientos más profundos, para mí, no existía nada más que nosotros dos. Compartíamos todo en la vida. Eramos inseparables a pesar de los problemas que existían.

Aún así, nunca fuimos nada, ella nunca me quiso realmente, y lo sé por el simple hecho de que no veo el brillo en sus ojos cuando me besó aquella tarde en la que casi nos tenemos que separar para siempre , no la vi sonreír cuando le dije lo que sentía por ella, ni si quiera la vi derramar nunca una lágrima por mi. 

Ahora tengo asumido el por qué no me ama. Solamente es feliz si está a su lado. Maldita la hora en la que el apareció, o mejor dicho, maldita la hora en la que yo me dí cuenta, porque estar, siempre estuvo en su corazón. 

Cuando vi como su labio inferior temblaba al verlo herido, sentí rencor y odio hacia ella en mi estómago. Sentí furia y un desenfreno inigualable que me hizo querer patear la pared que estaba a mi derecha. Sentí un escalofrío que me dejó helado, inundando mi cuerpo de celos desde la punta de los pies, hasta el último pelo de mi cabeza.

No puedo soportar  ver como hacen juntos cosas que conmigo se niega. A pesar de que me dijo que por él no siente nada, que me suplicó que no me apartase de su lado, que me besó un par de veces cuando me vio en apuros; sé que yo simplemente le doy pena. 

A él lo mira con ojos de deseos, mientras que yo soy un cero a la izquierda la mayoría del tiempo. Sólo es cuando sufro, cuando ella se fija en mis verdaderos sentimientos e intenta convencerme de que no tiene nada claro, que necesita tiempo, que no es el momento de comenzar una relación,...

Conmigo nunca quiso saber nada de niños, de familia, ni si quiera de amor. Con él todos esos comentarios despectivos se le han ido olvidando. Y es que la realidad, es que siempre lo quiso, pero nunca conmigo.

Eso es lo que más me duele de todo. Por mucho que lo intento, se que nunca le haré sentir como él lo hace, se que nunca le proporcionaré la paz interior que necesita.

Ha llegado el momento de rendirme tras luchas internas y externas con el mundo. Ha llegado el momento de echarme a un lado para que verdaderamente se de cuenta de que ella nunca ha estado confundida entre dos mares, de que la dirección del timón siempre apuntó en su búsqueda. 

Mi papel real en toda esta historia es la de mejor amigo incondicional. Y eso es lo que me toca aceptar.

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